Publicado el 13/Octubre/1996 | 00:00
En 1946, Monseñor Miguel Enrique Romero, noble educador, después de haber realizado estudios
pedagógicos en la Universidad de Fordan-EE.UU., creó en Quitoun Instituto Educativo diferente a cuantos hasta ese año se habían fundado en el Ecuador.
Fundó la Academia Militar Ecuador con una nueva filosofía y política educativa. Se adelantó a las investigaciones y resoluciones que sobre educación media realizó la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Seleccionó a distinguidos profesionales de educación que trabajaban en instituciones laicas y confesionales, con los que organizó un equipo interdisciplinario académico con el que
preparó determinados programas que tuvieran relación con estudios a nivel universitario, especialmente, en Química, Física y Biología. En el campo de las ciencias sociales
sugirió el tratamiento de problemas psicosociales que afectaban al mundo, a América y al Ecuador.
Fue un gran orientador de la juventud. Su preocupación fue el desarrollo integral de la personalidad, la formación ética de los alumnos y el desarrollo de la inteligencia. Estableció una
consciente disciplina y una metodología de trabajo que la llamaba "educar jugando a los soldados".
Lo acompañé con sincera y afectuosa lealtad como profesor de Ciencias Químicas, hasta cuando Monseñor Romero entregó la Academia a un grupo de educadores confesionales.
De todo el Ecuador vinieron alumnos a educarse en la Academia, y después del Bachillerato continuaron sus estudios universitarios en varios países de América y Europa. Hoy son
un conjunto de distinguidos profesionales académicos que honran a la sociedad y a la Patria.
(DIARIO HOY) (P. 9-B)
Hora GMT: 13/Octubre/1996 - 05:00
Autor: Por Carlos Martínez Acosta
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